Esta noche para cenar me he preparado una tortilla rara. Y tú dirás que no viene a cuento pero yo creo que sí. Porque me he sentado dispuesto a tragarme al padre Quart y he acabado enganchado a Lorenzo (el niño argentino de 12 años que protoganiza la serie de Tele 5).
La tortilla llevaba pipas, aceitunas y algo de brotes de soja. Quizás se me ha atragantado una aceituna que me ha hecho ver a Quart como la típica serie española pretenciosa con presupesto, sí, pero no el suficiente para hacernos creer producciones que requerirían algo más y que, aceptémoslo de una vez, en nuestro territorio no nos las creemos. Ahora, si estuviera ambientada en Nueva York, otro gallo cantaría.
Como me aburría y no me podía sacar el sabor de la aceituna he cambiado de canal y he empezado a ver Hermanos&Detectives. Pensaba que el niño argentino me repugnaría, pero me ha parecido gracioso. Esto creo que es cosa de la soja, que dicen que es muy sana. Pero es igual, sea por lo que fuere he encontrado que es una serie con un look más cutre, pero más cercano. Con unos protagonistas más creíbles y que pueden llegar a ser incluso entrañables. Con una trama detectivesca bien montada a pesar de que se veía a leguas quien sería el culpable. (Pero han jugado bien las cartas porque el interés ha pasado a ser cómo podría demostrar el niño que el asesino era el que media España creía que sería).
Quizás porque los argentinos son más creativos (la productora es Cuatro Cabezas, la misma que CQC), quizás porque los protas tienen química o porque tiene un punto cutre que te gana, mi serie vencedora para los martes es la de los hermanos detectives.
Aunque, la verdad, tampoco les voy a dar audiencia. En cuanto empiece Ventdelplà voy a ser cautivo de TV3. Como mínimo hasta la próxima vez que me ponga a hacer inventos con tortillas.
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